lunes, 2 de agosto de 2010

Tema: Cerrándole las Puertas al Enemigo.

Por: Juan G. Rubio pastor de la iglesia
Texto: no deis lugar al diablo” Efesios 4:27.

Introducción: 
El diablo vino para matar y destruir. El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir(Jn.10:10).
·        Maquina y asecha a los cristianos. para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones” (2Cor.2:11). “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.” (Ef.6:11).
·        Nos tienta y acusa día y noche. Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.” (Apo.12:10).
·        La biblia nos advierte de nuestra lucha espiritual. “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.” (Ef.6:12-13).
·        Dios nos ha dado armas espirituales. “Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2Cor.10:3-5).
Existe una realidad que no podemos ignorar ni evitar y es que al convertirnos en hijos de Dios, nos constituimos en enemigos del Diablo. Pues Satanás es el enemigo declarado de Dios, y de todo lo que tiene que ver con él.
         Es un enemigo derrotado, pero que no se da por vencido y aun cuando está limitado y sabe que le queda poco tiempo para ser completamente destruido; no deja de seguir engañando y persiguiendo a los hijos de Dios para que no hagan su voluntad y cumplan así su propósito. La mejor forma para evitar caer en su astucia es serrarle las puertas. Por eso la Biblia dice: “NO LE DEN LUGAR AL DIABLO”.

Dios nos ha dado la capacidad para cerrarle las puertas al enemigo.

La Biblia nos enseña cómo cerrarle las puertas al enemigo. Veamos tres cosas: Qué es darle lugar al diablo, cómo entra el enemigo y cómo cerrarle la puerta el enemigo.

I.          ¿QUÉ ES DARLE LUGAR AL DIABLO?
A.   Es permitir que ejerza control e influencia en algún área de nuestra vida. Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? (Hech.5:3). Ananías y zafíra eran miembros de la iglesia primitiva una familia cristiana, que disfrutaba de una buena relación con Dios y con los apóstoles; pero permitieron que Satanás llenará su corazón con avaricia y mentira y pagaron un gran precio.
B.   Es permitir un intercambio de relación con él. Ej. Eva y la serpiente. (Gén.3:1-6). Eva tenía una buena relación con Dios y con su esposo, pero cuando Satanás tocó a su puerta ella le abrió e intercambio una relación con el, que terminó en una desgracia para toda la humanidad. No debemos relacionarnos ni coquetear con el enemigo.
C.   Es encantarnos con sus hechos. Muchas de las cosas que el enemigo hace son aparentemente buenas y cautivan la mente y el corazón de los que las observan. “Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia, y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?” (Ap.13:1-4). El enemigo también hace milagros, señales y prodigios. Es innovador con sus métodos de alcance, impacta las personas; y aún muchos cristianos se sorprenden y admiran sus hechos. Necesitamos a aprender a reconocer lo que viene de Dios y lo que viene del diablo.

Satanás no nunca ha sido un buen huésped para ninguna persona que lo haya recibido en su casa todo los que han abierto las puertas han sido destruidos por él. El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir(Jn.10:10).

II.¿CÓMO ENTRA EL ENEMIGO?
A.   Aprovechando nuestra vulnerabilidad.
-         Conoce y estudia nuestras debilidades. Él sabe cuáles son tus áreas débiles, si te encanta la pelea, te pondrá a pelear; si te gusta la infidelidad, te presentará oportunidades. Si te gusta agarrar lo ajeno, te pondrá dinero fácil. Él conoce nuestras debilidades y las utiliza para meterse y hacernos caer.
-         Nos manipula con nuestro pasado. Haciéndonos creer que Dios no nos ha perdonado, que estamos siendo castigados por los errores de nuestro pasado. Nos recuerda el sufrimiento que vivimos en el pasado y las personas que nos hicieron daño. Nos acusa haciéndonos sentir culpables aún de lo que ya Dios nos ha perdonado y que él prometió no volver a mencionar. Dios te pide “No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a la memoria las cosas antiguas” “YO, yo soy EL QUE BORRO TUS REBELIONES POR AMOR  de mí mismo, y NO me acordaré más de tus pecados”. (Isa. 43:18,19 y 25).
-         Utiliza las circunstancias para atemorizarnos y culparnos. Cuando estamos pasando por momentos difíciles, el enemigo se encarga de traer a nuestra mente pensamientos de desanimo, de derrota, de miseria, de destrucción; trata de hacernos creer que estamos perdidos, que no somos nadie y que pereceremos. “Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías? El respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida” (1Re.19:9-10).
-         Desafía nuestra fe. Quiere hacernos creer que no tenemos fe, que Dios no es capaz de ayudarnos; que estamos en sus manos y que no escaparemos. Es así como quiso hacerle creer a de Ezequías y al pueblo diciendo: “¿No habéis sabido lo que yo y mis padres hemos hecho a todos los pueblos de la tierra? ¿Pudieron los dioses de las naciones de esas tierras librar su tierra de mi mano? ¿Qué dios hubo de entre todos los dioses de aquellas naciones que destruyeron mis padres, que pudiese salvar a su pueblo de mis manos? ¿Cómo podrá vuestro Dios libraros de mi mano? Ahora, pues, no os engañe Ezequías, ni os persuada de ese modo, ni le creáis; que si ningún dios de todas aquellas naciones y reinos pudo librar a su pueblo de mis manos, y de las manos de mis padres, ¿cuánto menos vuestro Dios os podrá librar de mi mano? ” (2Cr.32:13-19). Cuántas veces te ha hecho pensar que Dios se ha olvidado de ti, que está solo y que no tienes esperanza. No creas a sus mentiras, Dios ha prometido estar contigo todos los días hasta el fin del mundo y lo hará; él nunca falta sus promesas. El está allí contigo, aunque en ocasiones no lo veas ni lo sientas y parezca distante.
B.   Usando nuestras fortalezas.
-         Haciéndonos creer que somos autosuficientes y que todo lo hacemos por nuestras propias fuerzas sin la ayuda de Dios. “habló el rey y dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad? Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando vino una voz del cielo: A ti se te dice, rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti; y de entre los hombres te arrojarán, y con las bestias del campo será tu habitación, y como a los bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da a quien él quiere. ” (Dan.4:30-32). Nabucodonosor llegó a ser el hombre más grande y temido del mundo en su tiempo. Su poder como gobernante era ilimitado; el decidía quien vivía y quién moría. Toda esta grandeza lo lleno de arrogancia y se olvidó de Dios. Muchas personas después que han sido bendecidas por Dios se olvidan de él, y creen que todo lo han logrado porque son fuertes, inteligentes, capaces y niegan la ayuda de Dios. Seamos agradecidos con Dios y entendamos que sin su ayuda nada podemos hacer.
-         Llenando de avaricia nuestro corazón hasta que nos olvidemos de Dios. La Biblia nos cuenta la historia, de un hombre que únicamente se preocupó por llenar sus graneros acumular riquezas y se olvidó de Dios. “También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.” (Luc.4:16-21). No está mal que trabajemos duro, que queramos tener mejores cosas y ahorrar; siempre y cuando el trabajo no nos quite el tiempo de Dios y no nos hagamos esclavos del dinero y de las riquezas. La Biblia dice que busquemos primeramente el reino de Dios y su justicia y todas las demás cosas serán añadidas. Porque Dios conoce nuestras necesidades y la suplirá.
-         Busca elevar nuestros pensamientos y ambiciones por encima de la voluntad de Dios. El enemigo siempre ha querido estar por encima de Dios y se esfuerza por lograr que nuestros pensamientos y nuestras ambiciones, visiones y sueños estén fuera o por encima de la voluntad de Dios. “Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo.” (Isa.14:13-14). Nosotros no vivimos para cumplir nuestros propósitos, sino los propósitos de Dios; como dijo el salmista David: “el Señor cumplirá su propósito en mí” (Salm.138:8). Existimos para cumplir los propósitos de Dios.
C.   Usando su astucia.
-         Maquinaciones. El apóstol Pablo conociendo la astucia y artimañas del enemigo dijo a los creyentes, no ignoramos sus maquinaciones. “para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones.” (2Cor.2:11). La mayor arma que utiliza el enemigo contra las personas es su propia ignorancia. Como cristianos debemos estar alerta, sabiendo que él siempre está planeando como desanimarnos y destruirnos.
-         Mentiras. El enemigo siempre trata de hacernos creer y confesar sus mentiras para que vivamos equivocados. “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.” (Jn.8:44). Algunas de la mentira más comunes que el enemigo trata de hacernos creer, es que nadie nos quiere, que nos servimos para nada, que no somos nadie. O por el contrario que somos autosuficientes y que no necesitamos de nadie, y nos volvemos arrogantes y altivos de corazón.
-         Sentimientos de odio. El enemigo no perdona a nadie, y sus sentimientos de odio y de rencor los transmite a las personas para que hagan lo mismo con su prójimo. El ha sido homicida desde el principio(Jn.8:44). Así como instó a las personas para que odiaran a Jesús y le dieran muerte, así insta también a los cristianos para que se odien unos con otros; a las familias para que se odien entre sí. La Biblia dice: Si se enojan, no permitan que eso los haga pecar. El enojo no debe durarles todo el día, ni deben darle al diablo oportunidad de tentarlos” (Ef.4:26-27 T.L.A). No dejemos que el sol se ponga sobre nuestro enojo, para que no le demos lugar al día.
-         Falsa espiritualidad. Una de las especialidades del enemigo es enmascarar la mentira con la verdad, se viste como ángel de luz e imita las cosas de Dios para engañar a los cristianos. “Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.” (Mat.4:1-11). Tentó a Jesús para que demostrará su poder espiritual en obediencia a él y no a Dios. A muchos creyente les ha hecho creer una falsa espiritualidad que los ha convertido en arrogantes y esclavos del enemigo en lugar de ser siervos de Dios.
-         Asechanzas. Una de las características que distinguen al enemigo es su habilidad de perseverancia y de camuflaje para emboscar a los creyentes. “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.” (Ef.6:11). Mientras que tú y yo dormimos y nos descuidamos el enemigo máquina y se camufla para emboscarnos. Como un León rugiente que acecha su presa, espera la oportunidad para atacarnos y derribarnos.
        Los tuqueques, ratas y cucarachas; no son huéspedes que invitamos a nuestro hogar, pero que de alguna forma buscan la manera de entrar y viven con nosotros, y nos hacen daño.
        Así como estos animales, el enemigo aprovecha cualquier oportunidad o hendidura para entrar y hacer daño. El enemigo no usa invitación, simplemente se mete; y se esconde de tal manera que cuesta descubrirlo. Es nuestra responsabilidad echarlo fuera y SERRARLE la puerta.

III.           ¿CÓMO SERRARLE LAS PUERTAS AL ENEMIGO?
A.   Sanando nuestros traumas emocionales.
-         Sacando el odio y la culpa, y dándole lugar al perdón. El resentimiento y la culpa se constituyen en una enfermedad emocional que deprimen y limitan al ser humano, y la única forma de sanarse es a través del perdón. “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo.” (Ef.4:26-27). Cuando le damos largo al enojo, permitimos que el diablo entre y lo convierte en odio. “Deja la ira, y desecha el enojo;  No te excites en manera alguna a hacer lo malo.” (Salm.37:8). Los impíos ofrecen muerte y destrucción, nosotros ofrecemos Paz y vida en abundancia. “No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal” (Rom.12:17-21). El anhelo de Dios es que vivamos sanos emocionalmente, y la forma de ser sanados es desechando el odio y la culpa y dándole lugar al perdón en nuestra vida; sólo así viviremos sanos emocionalmente y le cerraremos las puertas al enemigo.
-         Manteniendo un equilibrio personal de nuestra identidad en Cristo. No está bien que tengamos baja estima, pero tampoco sobre estimación la Biblia nos enseña a ser equilibrados. “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.” (1Cor.5:10). El apóstol San Pablo práctico este equilibrio y lo enseñó a su discípulo. Ten cuidado de ti mismo” (1Tim.4:16). Podemos ser equilibrados. “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” (2Tim.1:7). Dios nos ha dado la capacidad de ser equilibrados.
-         Dejando atrás el pasado y enfocándonos en el presente y lo futuro. Muchas personas le han abierto las puertas al enemigo viviendo atados al pasado y son infelices, no disfrutan el presente ni se preparan para un buen futuro. El apóstol Pablo fue un hombre muy sufrido, pero muy feliz y nos enseña su secreto. “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” (Filp.3:13-14). No vale la pena quedarnos atados a nuestro pasado, cuando tenemos un supremo llamamiento que Dios nos ha hecho por delante, prosigamos a la meta en Cristo. Viva el presente y ciérrele las puertas del pasado al enemigo.
B.   Pensando cristianamente como hijos de Dios.
-         Cambiando nuestra manera de pensar. La Biblia nos enseña que el hombre como piensa, así vive. “No vivan como el resto del mundo, por el contrario, cambien su manera de pensar, para que cambie su manera de vivir” (Rom.12:2). Cómo cristianos ya no podemos seguir pensando como antes lo hacíamos, o como el mundo lo hace; debemos pensar diferente, somos cristianos, hijos de Dios y debemos pensar como tal.
-         Alimentándonos con pensamientos piadosos. Nuestra mente y nuestro corazón, se alimentan de lo que vemos y oímos, y en lo que pensamos es en lo que nos convertimos. “Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.” (1Cor.2:16). Esto nos enseña que podemos pensar cómo Cristo pensó. “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús” (Filp.2:5). El apóstol Pablo nos enseña el filtro de los pensamientos. “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto D sobre qué es una lujo, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” (Filp.4:8). Si pasamos nuestros pensamientos por este filtro, pensaremos y viviremos realmente como cristianos, seremos de testimonio para otros y la bendición de Dios estará con nosotros a donde quiera que estemos.
-         Sometiendo nuestro pensamiento a la voluntad de Dios. Es verdad que no podemos evitar que los pájaros vuelen sobre nuestra cabeza, pero sí podemos evitar que hagan nido en nuestra cabeza. “porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2Cor.10:4-5). El pensamiento es nuestra mayor arma de milicia contra el enemigo. No podemos evitar que malos pensamientos lleguen a nuestra mente, pero sí podemos evitar que se ejecuten en nuestra voluntad.
C.   Andando en el espíritu. “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.” (Gál.5:16).
-         Sometidos a la voluntad de Dios. Esto significa humillar nuestro ego en la presencia de Dios y dejar que sea él, el que tome el control de nuestra vida. “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.” (1Ped.5:6). La mejor forma de andar en el espíritu y cerrar las puertas al enemigo es sometiéndonos a la voluntad de Dios.
-         Orando, velando y creyendo en todo tiempo. Jesucristo nos enseña, que la oración y la vigilia permanente, son indispensables, para no caer en la tentación del enemigo. “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil” (Mat.26:41). Debemos estar despiertos para cerrar las puertas al enemigo. “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo” (1Ped.5:8-9). La manera de resistir al enemigo, SERRARLE las puertas y estar firmes, es sólo por la fe en Cristo. “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes” (Ef.6:13). Dios nos ha provisto de todas las herramientas necesarias para cerrar las puertas al diablo y mantener la victoria que ya Cristo nos ha dado.
-         Teniendo comunión con otros Hermanos. Como cristianos pertenecemos a la familia de Dios, y debemos estar unidos a nuestros Hermanos. “no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca” (Heb.10:25). Cuando dejamos de congregarnos abrimos las puertas al enemigo y nos exponemos a luchar solos sin la compañía de otros Hermanos en la fe. “Más valen dos que uno, porque obtienen más fruto de su esfuerzo. Si caen, el uno levanta al otro. ¡Ay del que cae y no tiene quien lo levante! Si dos se acuestan juntos, entrarán en calor; uno solo ¿cómo va a calentarse?  Uno solo puede ser vencido, pero dos pueden resistir ¡La cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente!” (Ecl.4:9-12). Los seres humanos fuimos creados para vivir en comunidad y donde mejor nos desarrollamos y nos mantenemos firmes es en comunidad.

        La naturaleza de los mosquitos, tuqueques, ratas y cucarachas es entrar en las casas y convivir a solapadamente con las personas y hacer daño; esa es su manera de ser y de vivir, depende de las personas si las sacan y le cierran las puertas o viven con ellas y sufren los daños.

     La naturaleza de nuestro enemigo es ser astuto,          meterse en la vida de las personas, dañar, matar y destruir. Depende de ti de mí como cristianos el que le abramos o les cerremos las puertas.

Conclusión: Darle lugar al diablo, es permitir que el tome el control de algunas áreas de nuestra vida. El enemigo aprovecha nuestras debilidades, fortalezas y su astucia, para meterse, matar y destruir. Podemos SERRARLE las puertas, sanando nuestros traumas emocionales, pensando y viviendo como cristianos y andando en el espíritu de Dios, sin satisfacer los deseos de la carne.
El enemigo no puede hacer en nosotros, sino sólo lo que le permitimos hacer. Si le abrimos las puertas entrará y destruirá nuestras vidas. Si lo resistimos y le cerramos las puertas, huida de nosotros.
Así que: Sometámonos a Dios, resistamos al diablo y huirá de nosotros.
“No le demos lugar al diablo”

Pastor: Juan G. Rubio